Esta grabación Gracias por acompañarnos en esta emisión de National Geographic en Español leído por Jessica Betancourt. Mujeres de Atenas destinadas al matrimonio Ofrecemos una selección de textos del libro Las mujeres de la antigua Grecia, de Sublundel. Centrada en diferentes aspectos del matrimonio en la Atenas clásica, con una mirada sugerente y novedosa. La imagen que acompaña muestra a mujeres en el gineseo, el espacio reservado a ellas en las casas atenienses.
Decoración de un epímetro, soporte cilíndrico para desbastar la lana que solía ofrecerse como regalo de bodas. Siglo V a.C., Museo Arqueológico Nacional, Atena. Es difícil saber si en la Atenas clásica hubo muchas mujeres que permaneciesen solteras. En la literatura aparecen muy pocas referencias a solteronas, pero esto podría explicarse por el escaso interés de los varones atenienses en las mujeres no reproductoras.
Muchos hombres consideraban que la soltería era un destino funesto Una mujer soltera dependía económicamente de sus parientes varones y si dichos parientes eran pobres, tendría que enfrentarse a la miseria o se vería obligada a prostituirse. Es posible que la mayoría de las muchachas atenienses contrajesen matrimonio por primera vez entre los 14 y los 18 años. No hay muchas pruebas de ello, pero las que hay apuntan a que con frecuencia se casaban al inicio de esta horquilla de edad.
Por ejemplo, en un tratado de Genofonte, la recién casada tiene 14 años y la hermana del orador de Móstenes va a desposarse a los 15. Por otro lado, la mayoría de los hombres solía contraer matrimonio hacia los 30 años. De niña a esposa. Las razones de que las mujeres se casasen tan pronto no están del todo claras.
Dado que en circunstancias normales sin duda la mayoría de los griegos deseaban limitar el tamaño de sus familias por el coste de mantenerlas, Parece poco probable que el motivo fuese aprovechar al máximo su potencial reproductivo. Quizás esta práctica deba achacarse a la sensación de que era preciso controlar a las mujeres.
La creencia de que al llegar a la pobertad las mujeres se volvían salvajes e ingobernables El énfasis en la virginidad antes del matrimonio y que el padre de la joven, que habría tenido más de 30 años cuando ésta nació, pudiese morir en un futuro cercano, son razones que pueden haber hecho deseable un matrimonio precoz. También es posible que un marido prefiriese a una mujer joven a la que poder educar para que llevase la casa a gusto de él.
La diferencia de edad entre marido y mujer habría contribuido a la idea de la inferioridad intelectual de las mujeres y habría reforzado las actitudes patriarcales hacia ésta. Legalmente una mujer no tenía capacidad para concertar su propio matrimonio. Una responsabilidad que por lo común recaía sobre sus kirios o tutor, ya fuera su padre o su hermano. Apenas existen pruebas que evidencien que la mujer podía opinar sobre este asunto.
Por ejemplo, cuando el orador Iseo ante un tribunal describe cómo Menekles, un amigo íntimo de su difunto padre, les pidió a él y a su hermano la mano de su hermana, comenta Sabiendo que nuestro padre no se la habría entregado a nadie con mayor placer, se la concedimos en matrimonio.
Más adelante, cuando Menekles decidió que, dado que no habían tenido descendencia, a su esposa debería brindársele la oportunidad de casarse de nuevo, Sus hermanos insistieron en que ella diese al menos su aprobación al divorcio, pero nada sugiere que ella participase en la elección de su nuevo marido. La imagen que acompaña es una estatua de una representación funeraria de una niña ya en el umbral de la edad adulta con su muñeca. Hacia 360 a.C., Museo J. Polgueri, Los Ángeles.
Matrimonios en familia. Con todo, había bastantes posibilidades de que la novia hubiese tenido un cierto contacto social con su esposo ya que en la Atenas clásica los matrimonios entre parientes eran relativamente frecuentes. Al parecer tenían preferencia por los matrimonios entre primos y hermanos. Aunque también se daban matrimonios entre tíos y sobrinas, primos segundos, primos lejanos y hermanos con el mismo padre pero distinta madre.
En 451, 450 a.C., Pericles instituyó una ley que estipulaba que para ser ciudadano ateniense, un hombre debía tener padre y madre atenienses y no solo el padre como ocurría antes. Esto habría disuadido a la mayoría de los atenienses de buscar esposa tanto en otras regiones de Grecia como entre la población no ateniense de Atenas.
Esta ley se promulgó de nuevo en 403-402 a.C. pues al parecer había caído en desuso y en algún momento del siglo siguiente se prohibió que un ciudadano ateniense se casase con un no ateniense. Desde mediados del siglo V a.C. en adelante, la sociedad ateniense se volvió oficialmente endogámica. En el sentido de que el grueso de la ciudadanía se creaba a partir de matrimonios dentro de la propia comunidad.
Se ha debatido mucho sobre el propósito de esta ley. Las dos propuestas que despiertan mayor consenso son o bien que se promulgó para limitar la influencia de las familias aristocráticas en política exterior, impidiéndoles concertar matrimonios dinásticos con familias poderosas de otros estados, O bien que su principal objetivo era crear un cuerpo de ciudadanos exclusivo y limitado en un momento en que la ciudadanía implicaba gozar de privilegios considerables en el Estado democrático.
En general, puede considerarse que el sistema de endogamia contribuyó a cohesionar el estado ateniense. ya que el intercambio de mujeres entre ciudadanos creó una red de relaciones de parentesco que vinculaba a diferentes familias entre sí. La imagen que acompaña muestra a Tesileos y su esposa Teano representados en su estela funeraria. Fue esculpida en mármol hacia 410 a.C. y se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional Atenas.
El amor no importa. Desde luego, parece que en la ideología oficial ateniense sobre las relaciones matrimoniales la idea del amor apenas tenía cabida. Queda patente en el juicio contra Neerea, una cortesana corintia acusada hacia 340 a.C. de haberse casado ilegalmente con un ciudadano de Atenas.
cuando según recoge un texto atribuido a Demóstenes El acusador dice que las heteras las tenemos por placer, las concubinas por el cuidado cotidiano del cuerpo y las mujeres para procrear legítimamente y tener un fiel guardián de los bienes de casa. Su objetivo es distinguir entre los diversos tipos de relaciones sexuales que podía tener un varón ateniense, pero a la vez expresa una visión estrictamente utilitaria del propósito del matrimonio.
con la que creía que su público estaría de acuerdo. Amor y matrimonio es un binomio ausente de la literatura de ficción del siglo V a.C., el periodo clásico ateniense. Sin embargo, a principios de la época helenística, el dramaturgo Menandro, que vivió hacia 342-292 a.C., Escribió comedias en las que los jóvenes se enamoraban y estaban ansiosos por casarse con el objeto de sus amores.
No cabe duda de que esto era un tema nuevo, y su aparición en el teatro indica que las aspiraciones privadas resultaban cada vez más aceptables. Aunque es difícil creer que tal experiencia fuese por completo novedosa. No obstante, el hecho de que las tramas de Menandro giren en torno a la superación de los obstáculos sociales en apariencia infranqueables que cierran el paso a la felicidad conyugal Sugiere que quizá no se consideraba que el amor y el matrimonio formasen una pareja natural.
No es posible decir si en el periodo clásico este hecho produjo grandes frustraciones. Desde luego, en las fuentes de esa época nada indica que fuese así. La imagen que acompaña es una pintura en un jarrón que muestra a mujeres con una cesta usada durante las procesiones religiosas. La escena debe aludir a la fiesta ateniense de las Antesterias en honor de Dionisio, un momento popular para celebrar boda. Hacia 350 a.C. Met, Nueva York.
para la siembra de hijos La definición legal del matrimonio en Atenas no está demasiado clara. Pero parece probable que debería considerarse no sólo como un asunto legal, sino como un proceso que constaba de diversas acciones o hechos. Uno de ellos era el procedimiento que se conoce como engue, traducido a menudo como compromiso. Consistía en un contrato privado verbal entre el tutor de la novia y el novio o el tutor del novio si éste no era aún mayor de edad.
Tener pruebas del engue era esencial si en algún momento se ponía en duda la legitimidad de los hijos de alguien, de modo que era aconsejable que éste se desarrollase ante testigo. Probablemente el acuerdo se sellaba con la fórmula tradicional, te hago entrega de ella para la siembra de hijos legítimos, que aparece en un texto de Menandro. Esta fórmula parece evocar la que se usaba al arrendar terrenos agrícolas y se inscribe en la asociación metafórica habitual entre las mujeres y la tierra.
En general, la dote se habría transferido durante el engue tras un acuerdo sobre su valor monetario. Es probable que en la mayoría de los casos la cohabitación de la pareja se iniciase poco después, pero en algunas situaciones puede haber mediado un intervalo considerable. Por ejemplo, la hermana de Demóstenes se prometió a los cinco años, cuando su padre estaba en el lecho de muerte.
Parece que el engue no era un contrato legalmente vinculante, puesto que el novio podía desdecirse en cualquier momento antes de la cohabitación con la condición de que devolviese la dote. El matrimonio no suponía cambio alguno en la condición legal o política de la novia, simplemente sustituía el control de un varón por el de otro.
no obstante en el sentido simbólico y social y emocionalmente era la transición más importante que haría nunca Pasaba de la niñez a la edad adulta, de la virginidad a la condición de esposa y del oikos o hogar en el que había crecido a otro en el que pasaría el resto de su vida. Es posible que esta ocasión también implicase pasar de una comunidad a otra si había tantos matrimonios entre parejas de diferentes demes, comunidades locales, como entre las de un mismo deme.
una experiencia dramática No sería sorprendente que para las jóvenes se tratase de una experiencia traumática. en especial dado que precedía la pérdida de su virginidad a manos de un hombre mayor que tal vez fuese un completo extraño para ella. Sófocles, en un fragmento de su obra Tereo, capta muy bien sus sentimientos que pone en boca de una de las protagonistas, Procne. a quien su padre, rey de Atenas, entrega al héroe Trasio Tereo. De pequeñas en casa del padre, vivimos lo más agradable.
Vivimos lo más agradable, creo, de la vida de las personas pues con deleites siempre la inconsistencia nutre a los niños. Pero cuando a la juventud llegamos sensatas, somos empujadas fuera y vendidas lejos de los dioses patrios y de los que nos engendraron. unas a extranjeros, otras a bárbaros, otras a casas sin alegría, otras a frentosas. Y esto, una vez que una única noche nos unce al yugo, preciso es alabarlo y pensar que es hermoso. Braurón, de osas a esposas.
En Atenas, la estrecha vinculación de Artemisa con las jóvenes se veía realzada por un ritual que al parecer cumplía la función de preparar a las muchachas atenienses para la transición a la edad adulta. que se iniciaba cuando eran capaces de procrear y por tanto podían casarse. Entre los 5 y los 10 años, las niñas servían en el santuario de Artemisa en Braurón. Estas jóvenes recibían el nombre de osas.
y durante la etapa que pasaban en el santuario, probablemente un año, vestían de amarillo, competían en carreras y ejecutaban danzas del oso en honor de la diosa. Según la leyenda, este servicio se hacía para expiar la matanza por jóvenes sáticos de un oso sagrado de Artemisa. un tema propiciatorio que sugiere que era preciso que las muchachas pagasen un precio antes de llegar a ser fértiles y renunciar a su virginidad.
las carreras representadas en cerámicas Tenían un significado ritual y la desnudez de algunas chicas mayores que corren apunta quizás a un rito que tenía lugar antes de completar el período de servicio. en el que despojarse de las túnicas amarillas de osas simbolizaba la proximidad de la noche de bodas y el inminente paso a la condición de mujer. Hay dos imágenes que acompañan. La primera es una estatua de niña u osa consagrada al servicio de Artemisa en Braurón, siglos IV a III a.C.
La otra imagen es una cerámica con la representación de una carrera en Braurón, siglo V a.C., Museo Arqueológico de Braurón, Bavrona. Las mujeres, pilar del estado ateniense. Las esposas atenienses desempeñaban un importante papel en la transmisión de las propiedades. Ya fuese engendrando herederos paraloicos, el grupo familiar de su padre o el de su marido, eran las encargadas de conferir legitimidad, que era un requisito básico para heredar.
Después de los años 451-450 a.C., Cuando se aprobó la ley, impulsada por Pericles, que establecía que para ser ciudadano se debía tener linaje ateniense por ambas partes, se convirtieron en instrumento de transmisión del derecho de ciudadanía, aunque ellas mismas no poseían la ciudadanía completa ya que carecían de derechos políticos. Y en Atenas, solo los ciudadanos podían poseer tierras.
Como señaló el antropólogo británico Roger Joss, Si las mujeres no hubiesen desempeñado papel alguno en la transmisión de propiedades, habrían estado menos sujetas a las restricciones y los designios de los hombres. Dadas las circunstancias, la importancia de su contribución hacía necesario controlarla. La imagen que acompaña es un jarrón pintado que muestra a una mujer con una hídria que lleva a su hijo de la mano. Siglo V a.C. Met, Nueva York.
Libertad para los maridos Un hombre podía mantener relaciones sexuales con su esposa, su concubina o una hetera. La imagen que acompaña muestra una escena erótica pintada en una copa de fondo plano entre 510 y 500 a.C. En honor de Dionisio. La imagen que acompaña es un óleo de 1889 en el que el pintor neerlandés Lorenz Alma Tadema recreó un festival en honor del dios del vino, la fertilidad y la dramaturgia.
En Atenas se le dedicaba la fiesta de las Antesterias al inicio de la primavera y en ella las mujeres jugaban un importante papel, Galería de Arte Hamburgo. Menandro, autor famoso, fue la estrella de la llamada comedia nueva en la que el amor triunfa frente a las adversidades. La imagen que acompaña es un mosaico de los siglos II-III d.C. que está en el Museo del Bardo en Túnez. Epícleras, herederas forzosas. La epíclara era la mujer sin hermanos.
Cuando su padre moría, la ley la obligaba a casarse con su pariente varón más próximo y la propiedad acabaría pasando a los hijos nacidos de este matrimonio. Mientras tanto, su marido era usufructuario de sus propiedades. Así, la Epicleros se convertía en el vehículo gracias al cual la propiedad se mantenía dentro de la familia. Su tío paterno era el primero con derecho a desposarla.
Los atenienses no consideraban que esta relación fuese incestuosa y podía darse el caso de que una joven apenas puber se viese obligada a casarse con un hombre más de 30 años mayor que ella. Le seguía el hijo mayor de su tío paterno y así sucesivamente.
Si ya estaba casada con otro y su padre no había tomado la precaución de adoptar a su esposo como heredero, entonces un pretendiente, su tío o su primo, Podía obligarla a divorciarse de su actual marido, aunque es posible que esto solo rigiese si ella aún no había tenido un hijo varón. Si el pretendiente por su parte estaba casado, debía divorciarse de su esposa o renunciar a casarse con la epícler.
La función de un epícleros era proporcionar un heredero para loicos u hogar de su difunto padre y asegurar de este modo su continuidad. Por esta razón, el marido de una epícleros debía mantener relaciones sexuales con ella al menos tres veces al mes. Y si no era capaz de hacerlo, la epícleros podía casarse con el pariente más cercano después de él. teniendo en cuenta la posibilidad de que el marido fuese un anciano.
Es evidente que se consideró necesario salvaguardarla frente a una situación en la que éste podía quedarse con el dinero y luego no cumplir con sus deberes maritales para engendrar un hijo. La imagen que acompaña es la estela funeraria de una joven ateniense, lleva el pelo corto en señal de duelo. La chica que está frente a ella con una caja de joyas podría ser su hermana menor o una sirvienta. 400-390 a.C. Met, Nueva York.
el día más feliz de su vida Diversos autores han observado que muchos rituales llevados a cabo en las bodas como la purificación y el ornamento de la novia, el corte de pelo y la comitiva acompañada de cánticos Eran paralelos a los que tenían lugar durante los funerales y los sacrificios. La ecuación entre matrimonio y muerte la encontramos también en la literatura. Constituye el núcleo de la historia del rapto de Perséfone y aparece a menudo en las tragedias.
Por ejemplo, cuando Antígona se dirige hacia su tumba, solamente incluye las exclamaciones Con Aqueronte, río del inframundo, celebraré mis nupcias. Y o tumba o cámara nupcial. Identificar a la novia como víctima o cadáver enfatizaba no solo la naturaleza crítica de su transformación, sino también la pérdida, el pesar y la defensión.
Aunque durante la ceremonia la multitud congregada la calificaba como bendita, en términos rituales la ocasión no se consideraba en absoluto el día más feliz de su vida. Posiblemente tampoco ella lo vería así. La imagen que acompaña es una pintura en un jarrón en la que se ve a una novia que es entregada al novio. Bodas de Tetis y Peleo. Siglo V a.C. Louvre, Paris.
En memoria de una muchacha. La imagen que acompaña muestra un lutróforo de 75 cm de altura y tallado en mármol que debió de marcar la tumba de una joven ateniense. Siglo IV a.C. Met Nueva York El ritual de la boda No hay ninguna fuente que nos brinde una descripción completa del Gamos, la serie de rituales que acompañaban la entrega de la novia al novio. La descripción que sigue se ha construido a partir de diversas descripciones visuales y literarias.
En algún momento previo a la ceremonia el padre de la novia ofrecía un sacrificio. Y es posible que fuese entonces cuando la novia se cortaba el cabello y se quitaba el ceñidor que había llevado desde la pubertad y lo consagraba a una diosa como Artemisa o Atenea. Ambas acciones simbolizaban su inminente paso a un nuevo estado. A continuación, recibía un baño ritual con agua traída de una fuente sagrada y transportada en una vasija especial, el lutróforo.
La parte pública de la ceremonia daba comienzo con un convite de bodas en casa del padre de la novia. Al caer la noche, la novia con la cara parcialmente velada, el novio y el mejor amigo del novio, eran llevados al futuro hogar de la pareja en un carro nupcial tirado por mula. acompañados por una procesión de amigos y parientes que cantaban himnos nupciales a la luz de las antorchas.
Al llegar a su destino, la novia era recibida por su suegra, que llevaban torchas, y se la conducía formalmente hasta la lumbre, el centro de su nuevo hogar. Mientras tanto a la novia y el novio les llovían nueces y frutos secos, emblemas de fertilidad y prosperidad. Y un chico tocado con una corona de espinos y bellotas circulaba entre los invitados distribuyendo pan de un cesto.
El clímax de este proceso se producía cuando el novio conducía a la novia a la cámara nupcial mientras los invitados cantaban un epitalamio. Es posible que fuese ahora cuando se quitaba el velo con un gesto ritual. Al día siguiente, llamado Eupalia, el padre de la novia y otros parientes entregaban regalos a la pareja.
Estos se llevaban hasta la casa en procesión e incluían muchos objetos, un cesto de lana, vasijas, muebles, joyas, ropa fina, peines, perfumes, que aludían ya sea al papel doméstico o a la identidad sexual de la nueva esposa. Gracias por habernos acompañado en esta emisión de National Geographic en Español, leído por Jessica Betancourt. Fue un placer leer para usted. Si disfrutaste de este programa, por favor regístrate para obtener nuestros servicios gratuitos en www. 303-786-7777