Anton Chekhov - La dama del perrito (Segunda parte) | Historias en español adaptadas a estudiantes - podcast episode cover

Anton Chekhov - La dama del perrito (Segunda parte) | Historias en español adaptadas a estudiantes

Mar 24, 202513 minSeason 1Ep. 5
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Episode description

💔 ¿Qué pasa cuando enamorarte no estaba en tus planes… pero ya es demasiado tarde?

En esta segunda parte de La dama del perrito, Antón Chéjov nos muestra cómo un romance fugaz puede convertirse en algo más profundo… y más complicado.

🎧 Descubre el final de esta historia de amor tan real como imperfecta.

📖 Escucha una lectura clara y pausada para mejorar tu comprensión.
📝 Accede a la transcripción gratuita y su traducción al inglés.
🎙️ Descubre el contexto y significado de la historia.
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Este pódcast es perfecto para estudiantes de español que quieren mejorar su comprensión auditiva con historias fascinantes.

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Transcript


(Segunda parte) La dama del perrito de Antón Chéjov


Te doy la bienvenida, estudiante, a un nuevo episodio de Más que historias, un pódcast destinado a estudiantes de español que quieren mejorar con historias de autoras y autores reconocidos.


Antes de comenzar, quiero recordarte que en
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Si aún no has escuchado la primera parte, te recomiendo que lo hagas antes de seguir con este episodio.


Y si lo has hecho, pero hace unos días, voy a hacerte un pequeño resumen:


En la primera parte conocimos a Dmitri Gurov, un hombre casado que pasa una temporada en Yalta. Allí, conoce a una joven llamada Anna Serguéievna, que también está casada y parece estar atrapada en una vida que no la hace feliz. Entre paseos por la ciudad y charlas junto al mar, comienzan un romance.


Pero, a diferencia de las otras aventuras amorosas de Gurov, algo en esta historia es diferente. Anna se siente culpable y confundida, y cuando su marido le pide que regrese a casa, deja Yalta con la idea de que no volverá a ver a Gurov.


Él, acostumbrado a relaciones pasajeras, cree que también la olvidará pronto cuando vuelva a su ciudad, Moscú. Vamos a ver qué pasa.


Continuamos con la segunda parte de la historia de La dama del perrito de Antón Chéjov.


III

El invierno había llegado a Moscú. Las estufas estaban encendidas dando calor y por las mañanas todavía era de noche cuando los niños tomaban el té antes de ir al colegio. Caían las primeras nevadas.

Gurov volvió a su vida en Moscú. Paseaba por la ciudad, leía varios periódicos al día, iba a restaurantes y jugaba a las cartas con amigos. Pensaba que en poco tiempo olvidaría a Anna Serguéievna.

Pero pasaron las semanas y su recuerdo seguía presente. En las noches frías, al escuchar el viento o una canción en el restaurante, volvía a pensar en ella. Recordaba su mirada, sus besos, la última vez que la vio en la estación.

Pronto, Anna dejó de ser un simple recuerdo. Gurov la veía en todas partes: en la librería, en la chimenea, en cada esquina de su casa. Buscaba su rostro en otras mujeres cuando caminaba por la calle.

Quería hablar de ella con alguien, pero no podía. En casa, su esposa no lo entendería. En el banco, tampoco. Se sentía atrapado en su vida cotidiana.

Una noche, después de una partida de cartas, no pudo contenerse y le dijo a un amigo:

—Conocí a una mujer maravillosa en Yalta.

El amigo, sin interés, cambió de tema:

—Por cierto, el pescado de la cena no estaba fresco.

Gurov sintió rabia. Todo le parecía vulgar y aburrido.

No podía seguir así.

En diciembre, durante las fiestas, decidió viajar a la ciudad de Anna. Le dijo a su esposa que tenía asuntos que atender, pero en realidad iba a verla.

Llegó temprano por la mañana y alquiló una habitación en un hotel. Preguntó por la casa de los Von Dideritz. Vivían en una calle con una cerca gris, llena de clavos para evitar que nadie pasara.

Se quedó observando la casa durante un rato. Desde allí, vio a un mendigo entrar y ser atacado por los perros. Luego, escuchó el sonido del piano.

"Es ella quien toca", pensó.

Sintió que su amor era inútil. Seguramente Anna ya lo había olvidado y estaba feliz con su marido. Regresó al hotel, se tumbó en la cama y durmió durante horas.

Cuando despertó, estaba frustrado. Se burló de sí mismo:

"Vaya historia… Aquí estoy, solo y sin hacer nada."

De repente, recordó haber visto un cartel de un teatro anunciando la obra Geisha.

"Tal vez Anna vaya al estreno (a la premiere)", pensó.

Fue al teatro esa noche. El lugar estaba lleno de gente elegante.

Buscó a Anna con la mirada y la encontró en la tercera fila. Al verla, su corazón se aceleró.

Ella no destacaba entre el público, pero para él era la persona más importante del mundo.

A su lado, estaba su marido. Era un hombre alto, de hombros encorvados y con patillas cortas. A cada paso, inclinaba la cabeza como si estuviera saludando a alguien.

"Parece un lacayo", pensó Gurov, recordando cómo Anna lo había descrito en Yalta.

Durante el entreacto, el marido salió a fumar. Gurov aprovechó y se acercó a Anna.

—Buenas noches —dijo, con una sonrisa temblorosa.

Ella levantó la mirada y se puso pálida. Luego, bajó los ojos como si no pudiera creer lo que veía.

Por un momento, ninguno de los dos habló. Anna apretaba su abanico con las manos temblorosas.

De repente, se levantó y salió apresurada del teatro.

Gurov la siguió.

Atravesaron pasillos y escaleras, empujados por la gente que iba y venía.

En una escalera oscura, Anna se detuvo.

—¡Qué susto me ha dado! —dijo, con la respiración entrecortada—. ¡Apenas puedo respirar! ¿Por qué ha venido?

—¡Anna, por favor! —susurró él—. ¡Compréndame! ¡No puedo estar sin usted!

Ella lo miró con miedo y amor al mismo tiempo.

—He pensado en usted cada día. Quise olvidarlo, pero no pude.

Él la abrazó y la besó.

—¡Estamos locos! —dijo ella—. ¡Váyase! ¡Por favor! ¡Alguien viene!

Se escuchaban pasos en la escalera.

—Debemos despedirnos —murmuró Anna, mirándolo con tristeza—. Iré a Moscú. Le buscaré allí.

Se estrecharon las manos. Anna bajó corriendo las escaleras.

Gurov se quedó allí, sintiéndose vacío.

Luego, tomó su abrigo y fue a la estación.


IV

A partir de entonces, Anna empezó a visitarlo en Moscú.

Cada dos o tres meses, decía a su marido que debía ver a un médico y viajaba a la ciudad.

Se hospedaba en un hotel y enviaba un mensaje a Gurov.

Nadie sabía de sus encuentros.

Una mañana de invierno, mientras acompañaba a su hija al colegio, Gurov pensó en lo extraña que era su vida.

Vivía en dos mundos: uno visible para todos, donde tenía esposa, trabajo y amigos; y otro oculto, donde solo existían Anna y él.

Después de dejar a su hija, fue al hotel donde Anna lo esperaba.

Llamó a la puerta y ella abrió.

Estaba pálida y sus ojos estaban llenos de lágrimas.

—¿Qué ocurre? —preguntó él.

—Espera un momento… No puedo hablar.

Se giró hacia la ventana y empezó a llorar.

Gurov se sentó y esperó en silencio.

Cuando ella se calmó, él le dijo:

—No llores más.

Para Gurov, todo estaba claro: su amor no terminaría pronto.

Anna se aferraba a él con más fuerza cada vez. Lo amaba de verdad.

En ese momento, Gurov se vio reflejado en el espejo.

Su cabello comenzaba a volverse gris.

Pensó en lo rápido que pasaban los años. Se sintió viejo.

Miró a Anna. Sus hombros temblaban por el llanto. Era una mujer joven y hermosa, pero también atrapada en un amor imposible.

"¿Por qué me ama tanto?", se preguntó él.

Las mujeres siempre lo habían visto diferente a como era. Se enamoraban de una idea, no de él.

Pero con Anna era distinto.

Por primera vez en su vida, Gurov sentía amor de verdad.

No era un romance pasajero. No era una aventura.

Eran como dos almas destinadas a estar juntas.

Pero el destino los había atrapado en una vida equivocada.

Se abrazaron en silencio.

—Tenemos que encontrar una solución —susurró Gurov.

Pasaron horas hablando.

Querían liberarse de la mentira, de la necesidad de esconderse, de vivir en ciudades separadas.

Pero no sabían cómo.

—¿Cómo podemos hacerlo? —se preguntó Gurov, tomándose la cabeza con las manos.

Sabían que el camino sería difícil.

Sabían que lo peor aún no había comenzado.

Y así termina La dama del perrito, un cuento que, como muchas historias de Chéjov, nos deja con una sensación agridulce, ¿no? No hay un final cerrado ni respuestas definitivas.

Lo que comenzó como una aventura pasajera para Gurov se transformó en un amor real, pero un amor complicado, lleno de dudas y sin un camino claro. Chéjov nos muestra, de nuevo, sin juzgar, la complejidad de las relaciones humanas. No hay héroes ni villanos, solo personas que intentan encontrar sentido a sus emociones y a sus vidas.

Gurov, que antes veía a las mujeres con cierta superioridad, descubre que él también es vulnerable. Que el amor puede llegar cuando menos lo esperas y que escapar de él no siempre es una opción.

Anna y Gurov saben que lo más difícil aún no ha comenzado. Se aman, pero ¿qué harán con ese amor? Chéjov nos deja con esa pregunta abierta, porque en la vida real muchas veces tampoco hay respuestas fáciles. De todos modos me gustaría saber tu opinión de la historia y tu reflexión en los comentarios. Así practicas también.

Si te ha gustado esta historia, tengo una recomendación para ti, estudiante: en el episodio 167 de mi otro pódcast, Intermediate Spanish Podcast, de Spanish Language Coach, encontrarás un episodio titulado Se olvidó de vivir, que es en realidad la historia de El violín de Rothschild, otra de mis historias favoritas de Chéjov. Es un cuento con una gran profundidad emocional y un estilo increíblemente bello. Te lo recomiendo si te has quedado con ganas de más historias.

Yo te animo también a suscribirte o seguir este pódcast para no perderte más historias como esta. Y si te ha gustado, puedes dejarnos una valoración con estrellas o un comentario. ¡Eso me ayuda muchísimo a seguir creciendo y compartiendo más literatura en español para estudiantes del idioma!

Nos escuchamos en el próximo episodio. Te mando un abrazo grande.





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