Anton Chekhov - La dama del perrito (Primera parte) | Stories in Spanish from well-known authors - podcast episode cover

Anton Chekhov - La dama del perrito (Primera parte) | Stories in Spanish from well-known authors

Mar 17, 202514 min
--:--
--:--
Listen in podcast apps:
Metacast
Spotify
Youtube
RSS

Episode description

💬 ¿Qué ocurre cuando el amor aparece en el momento equivocado?

En La dama del perrito, Antón Chéjov nos sumerge en un romance inesperado que pone a prueba los límites del deseo y la insatisfacción.

🎧 Escucha la primera parte de este cuento y descubre por qué es una de las historias más icónicas de la literatura rusa.

📖 Escucha una lectura clara y pausada para mejorar tu comprensión.
📝 Accede a la transcripción gratuita y su traducción al inglés.
🎙️ Descubre el contexto y significado de la historia.
📌 Aprende nuevo vocabulario con nuestras flashcards interactivas.

Este pódcast es perfecto para estudiantes de español que quieren mejorar su comprensión auditiva con historias fascinantes.

🔗 Más recursos en: www.spanishlanguagecoach.com

Free eBooks: Habla español con AI & La guía del estudiante de español

Social media:
YouTube
Instagram
Facebook

Transcript

La dama del perrito de Antón Chéjov


Estudiante, hoy te traigo una historia de uno de los escritores más influyentes de la literatura rusa y universal. Esta es mi historia favorita de todas las que hemos hecho hasta ahora. Me encanta Chéjov, y estoy muy emocionado de compartir este relato contigo.


Como siempre tienes todos los recursos gratuitos disponibles en la web
spanishlanguagecoach.com: transcripción, traducción al inglés y tarjetas de vocabulario.


Si te gusta este contenido, suscríbete al podcast y comparte el episodio para que más personas puedan disfrutar de la literatura en español.


Antes de escuchar la historia de hoy, quiero hablarte brevemente de su autor: Antón Chéjov.


Chéjov fue un escritor y dramaturgo ruso nacido en 1860. Es conocido por sus cuentos y obras de teatro, que han influido en generaciones de escritores. Su estilo es único: con frases sencillas y situaciones cotidianas, consigue mostrar las emociones más profundas de las personas.


A lo largo de su vida, escribió más de 600 relatos. Aunque en un principio se dedicó a la medicina, su talento como escritor lo llevó a convertirse en una de las figuras más importantes de la literatura. Su lema era:
"La medicina es mi esposa legítima; la literatura, mi amante."


Uno de los aspectos más interesantes de su obra es la manera en que muestra la vida real sin exageraciones ni finales dramáticos. En sus cuentos, los personajes no son héroes ni villanos, sino personas comunes con deseos, dudas y fracasos.


El relato de hoy, La dama del perrito, es uno de sus cuentos más famosos. En él, Chéjov nos habla del amor, el deseo y la insatisfacción.


Como la historia es un poco larga, hemos decidido dividirla en dos partes. Hoy escucharás la primera parte y en el próximo episodio, la segunda.


Ahora sí, te dejo con la primera parte de La dama del perrito, de Antón Chéjov.


I

En Yalta, todos hablaban de una nueva mujer en el paseo marítimo, justo al lado del puerto. La llamaban la dama del perrito.

Dimitri Gurov llevaba dos semanas en la ciudad. Desde una cafetería, vio a una mujer joven, de estatura media, con el pelo rubio y una boina, ese sombrero tan conocido por el estereotipo francés. Caminaba sola y la seguía un pequeño perro blanco.

Cada día la veía en los parques y por el paseo marítimo. Siempre llevaba la misma boina y el mismo perrito. Nadie sabía quién era.

"Si está aquí sin marido ni amigos, podría ser interesante conocerla", pensó Gurov.

Gurov tenía casi cuarenta años. Se había casado joven y tenía tres hijos. Su esposa era seria, de aspecto rígido. Se llamaba a sí misma intelectual. Leía mucho, pero Gurov la consideraba aburrida. No le gustaba estar en casa con ella, así que la engañaba con frecuencia con otras mujeres.

Además Gurov hablaba siempre mal de las mujeres. Cuando alguien mencionaba a una, él decía:

—¡Raza inferior!

Pero, en realidad, no podía estar sin ellas. Con los hombres se sentía frío y callado. Con las mujeres, en cambio, se mostraba relajado. Sabía cómo hablar y comportarse con ellas. Además, su personalidad tenía algo especial que las atraía.

A lo largo de los años, había aprendido que los romances pasajeros, al principio divertidos, terminaban volviéndose complicados. Pero, a pesar de su experiencia, cada vez que conocía a una mujer interesante, olvidaba lo difícil que podía ser.

Una tarde, estaba cenando en un restaurante cuando la vio sentarse en una mesa cercana. Era la dama del perrito. Su forma de vestir, de moverse, su mirada… todo indicaba que era de buena familia, que estaba casada, que era su primera vez en Yalta y que se aburría.

En Yalta había muchos rumores sobre mujeres solas. A Gurov no le gustaban esos chismes, pero al verla tan cerca, recordó las historias de amores fáciles en la ciudad.

Miró al perro y lo llamó con un gesto. Cuando el animal se acercó, Gurov le señaló con el dedo, haciéndole una advertencia. El perrito gruñó enseñando los dientes y la mujer lo miró.

—No muerde —dijo ella, ruborizada, poniéndose roja.

—¿Puedo darle un hueso?

Ella asintió con la cabeza diciendo que sí.

—¿Lleva mucho tiempo aquí? —preguntó Gurov con amabilidad.

—Cinco días.

—Yo casi dos semanas.

—El tiempo pasa rápido, pero esto es aburrido —dijo ella sin mirarlo.

—Siempre se dice eso. Pero, en casa, en cualquier pueblo, nadie se queja de aburrimiento. En cambio, aquí, todos dicen: “¡Qué aburrido!”.

Ella sonrió y se rió.

Después de la cena, caminaron juntos. Hablaron del mar, de la luz reflejada en el agua y del calor de la noche. Gurov le contó que era de Moscú, que había estudiado Filología pero trabajaba en un banco. También le dijo que en el pasado quiso ser cantante de ópera.

Ella le contó que se llamaba Anna Serguéievna. Había crecido en San Petersburgo, pero ahora vivía en una ciudad pequeña. Su marido, que no estaba con ella, vendría a buscarla más tarde.

Esa noche, antes de dormir, Gurov pensó en ella.

"Parece joven, muy joven", reflexionó.

Se imaginó su cuello fino y sus ojos grises.

"Hay algo en ella que da lástima, me provoca pena", pensó mientras se dormía.


II

Había pasado una semana desde que la conoció. Era un día de fiesta. El viento levantaba el polvo y la gente buscaba sombra para escapar del sol y del calor.

Gurov y Anna pasaron la tarde juntos. Al caer la noche, fueron al muelle a ver la llegada de un barco.

El puerto estaba lleno de gente esperando a familiares y amigos. Anna miraba con atención a los pasajeros a través de sus gafas. Hablaba sin parar y hacía preguntas que olvidaba enseguida.

Después perdió sus lentes en la multitud. De repente, se quedó callada.

El barco llegó, pero ellos no esperaban a nadie. Se quedaron de pie en silencio. Anna cerró los ojos e inhaló el aroma de las flores que llevaba en la mano.

—El clima ha mejorado —dijo Gurov—. ¿A dónde vamos ahora?

Ella no respondió.

Entonces él la miró fijamente, la abrazó y la besó en los labios. Sus labios tenían el sabor de las flores que llevaba.

Miró a su alrededor, preocupado de que alguien los hubiera visto.

—Vamos a su hotel —susurró él en la oreja de Anna.

Anna no dijo nada, pero caminaron juntos rápidamente.

En la habitación, el aire era pesado. Se sentía el perfume que ella había comprado en una tienda japonesa.

Gurov la observó. Pensó en todas las mujeres que había conocido. Algunas habían sido felices con él, otras eran frías y calculadoras.

Anna, en cambio, era diferente. Temblaba como si tuviera frío y parecía insegura.

—Esto está mal —dijo ella de repente—. Usted no me respetará después de esto.

Gurov, cortando un trozo de sandía, respondió tranquilamente:

—¿Por qué no habría de respetarte?

—Porque soy una mujer ruin… No solo engañé a mi marido, me engañé a mí misma.

Empezó a llorar.

—Mi marido es un buen hombre, pero… es un lacayo. No sé qué hace exactamente, pero sé que es un lacayo, un hombre servil, sumiso y sin carácter propio. Cuando me casé, tenía veinte años. Quería una vida mejor, sentir cosas nuevas. Pero ahora… soy vulgar, alguien a quien todos despreciarán.

A Gurov le aburría escucharla. No entendía su arrepentimiento.

—No comprendo —dijo—. ¿Qué quieres?

Ella escondió su cara en el pecho de este.

—Quiero vivir una vida honesta. Quiero ser buena, pero… no puedo.

Él la besó y la calmó. Después, salieron a caminar por la ciudad. La noche estaba tranquila y el mar rugía como un león contra la orilla de la playa.

—Acabo de enterarme de tu apellido en la recepción del hotel. En la lista dice: Von Dideritz. ¿Tu marido es alemán?

—No. Pero su abuelo lo era. Él es ortodoxo.

Se quedaron un rato en un banco cerca de la iglesia. Miraban el mar en silencio. La mañana estaba nublada, pero todo parecía en calma.

—La hierba está húmeda —susurró Anna después de un rato.

—Sí. Es hora de volver.

Regresaron a la ciudad.

Desde entonces, se encontraban todos los días. Almorzaban juntos, caminaban por el puerto y hablaban del mar. Anna le decía que dormía mal y que su corazón latía rápido.

Gurov la abrazaba en los parques cuando no había nadie cerca. Sus besos eran rápidos, furtivos, con miedo de ser descubiertos.

Una tarde, ella recibió una carta de su marido. Le pedía que volviera porque tenía problemas en los ojos.

—Es mejor que me vaya —le dijo a Gurov—. Así tenía que ser.

Tomaron juntos un carruaje hasta la estación. Antes de subir al tren, Anna lo miró con tristeza.

—No me olvide —le pidió—. Esto ha terminado.

El tren partió. Gurov la vio desaparecer en la distancia.

Se quedó solo en el andén, con la sensación de haber despertado de un sueño.

"Otra historia más… otra aventura que termina", pensó.

Pero esta vez, en lugar de sentir alivio, sintió tristeza.

Bueno… ¿Qué te ha parecido esta primera parte, estudiante?

En esta primera mitad, Chéjov nos ha presentado a dos personajes atrapados en una vida que no los hace felices. Gurov, un hombre casado y acostumbrado a aventuras pasajeras, se encuentra con Anna Serguéievna, una mujer joven, también casada, que parece vivir en un estado de insatisfacción y melancolía.

Lo interesante de Chéjov es que no nos presenta héroes ni villanos. En cambio, nos muestra la realidad tal como es: personas comunes que buscan algo más en sus vidas, aunque no siempre sepan exactamente qué.

Chéjov no juzga a sus personajes. No nos dice si lo que hacen está bien o mal, simplemente nos muestra sus pensamientos, sus emociones y la complejidad de las relaciones humanas.

En la segunda parte del cuento veremos cómo esta historia, que comenzó como una aventura ligera, se transforma en algo… diferente.

Nos escuchamos en unos días con la segunda parte. No te olvides de seguir el pódcast si todavía no lo has hecho.

¡Un abrazo grande!




Transcript source: Provided by creator in RSS feed: download file
For the best experience, listen in Metacast app for iOS or Android
Open in Metacast