Episodio 193: ¿Por qué nos avergüenza nuestra clase social?
La palabra clase es una palabra polisémica en español. Es decir, tiene varios significados.
Puede significar lección: la clase de historia de esta mañana ha sido muy interesante.
La clase también es el lugar físico donde el alumnado, las alumnas y alumnos, asisten para su lección.
También, podemos decir que alguien “tiene clase” fuera del contexto del aprendizaje y eso significa que esa persona es elegante o sofisticada.
Y, la que nos interesa y de lo que vamos a hablar hoy: la de clase social, que es, según el diccionario de la RAE (la real academia española de la lengua), un conjunto de personas que pertenecen al mismo nivel social y que presentan cierta afinidad de costumbres, medios económicos, intereses, etc.
Bueno, la verdad es que yo pienso que los medios económicos determinan lo otro, ¿no? Es decir, tu capacidad económica hará que puedas permitirte, puedas pagar, determinados intereses y tengas determinadas costumbres como consecuencia del dinero que tienes.
Por ejemplo, imagina que te gusta la equitación, montar a caballo. Es un deporte elegante, lleno de tradición… pero también es un deporte muy caro. No solo necesitas pagar las clases, sino también mantener un caballo, y eso incluye alimentación, veterinario, equipamiento, establo… !un lujo que no está al alcance de todo el mundo! U otra forma de decirlo, no está al alcance de todos los bolsillos.
Son intereses que, por su coste, suelen estar asociados a personas con un nivel
más alto.
Y lo curioso es que, al final, esto también puede influir en las personas con las que te relacionas y en las conversaciones que tienes, porque compartir intereses muchas veces significa compartir un estilo de vida.
Hoy vamos a hablar de clases sociales y de una sensación que yo tengo: creo que muchas personas, en algún momento de nuestra vida, nos hemos sentido avergonzadas de nuestra clase social. Pero además, quiero compartirte algo que va más allá de una opinión personal; y esto está respaldado por estudios: la mayoría de las personas tienden a identificarse como clase media, aunque sus circunstancias reales las sitúen en uno de los extremos del espectro, ya sea en la clase baja o en la clase alta.
Y ya sabes, estudiante, que este pódcast es para, no solo mejorar tu comprensión del idioma y aprender palabras y expresiones nuevas, o estar en contacto con la gramática de forma más natural, sino que también es para aprender otras cosas interesante o curiosas. Si eres fan del pódcast y quieres ayudar a su continuidad, por favor recomiéndalo a otras personas que estudien español. También puedes dejar un comentario o valoración en forma de estrellas en Spotify, Apple Podcast, o en cualquier otra app que uses. Y recuerda que tienes las transcripción gratuita del episodio y las flashcards en la web spanishlanguagecoach.com
Te cuento. Y esto que te voy a contar, tengo que reconocerte, que me va a suponer un poco de esfuerzo. He llamado a mi madre para contárselo a ella primero y que me diera la luz verde, que me diera su aprobación.
Cuando era pequeño, o más bien siendo adolescente, recuerdo a mi madre decir que nosotros éramos de clase baja. A mí no me gustaba que dijera eso y le corregía diciéndole que no éramos clase baja, que no vivíamos debajo de un puente, no vivíamos en la calle, no éramos sintecho. Ella me respondía que éramos de clase baja porque vivíamos de nuestro trabajo, de nuestro salario. Creo que esa fue mi primera frustración con la clase social a la que pertenecía.
Aunque, pensándolo bien, esa sensación de darme cuenta de que no todo el mundo estaba en el mismo nivel social, y que no todas las familias tenían el mismo dinero llegó antes.
Cuando estaba en primaria no quería invitar a mis amigos a mi casa. Mi colegio estaba en un barrio diferente al que yo vivía, y mi barrio no era precisamente muy bonito. No había parques verdes ni columpios para que los niños jugaran balanceándose. Había bancos para que la gente se sentara, pero ¿sabes qué? Los bancos eran de segunda mano. Sí, sí. En esos años el Ayuntamiento de Valencia llevaba los bancos viejos de los barrios ricos a los más barrios más pobres. Nosotros nunca teníamos nada nuevo, era todo lo que no querían en los barrios buenos. Recuerdo muy bien a mi madre quejarse por eso cada vez que veía los bancos en la calle.
Y recuerdo también mi pico en lo que vamos a llamar vergüenza de clase, esa sensación de incomodidad sobre tu origen o posición socioeconómica. Tenía unos 19 años y estaba en el primer curso de francés. Recuerdo que estábamos haciendo un ejercicio en grupo para practicar el vocabulario de la familia y las profesiones. Todo el mundo respondía que su padre, madre o hermano eran arquitectos, doctores o ingenieras. Cuando fue mi turno, alguien me preguntó en francés: “¿Cuál es el trabajo de tu madre?”. Yo podía haber respondido “Mi madre es carnicera”. Sabía perfectamente como traducir esa frase al francés. Sin embargo, no lo hice. Me quedé dos segundos en silencio y dije: “Mi madre no trabaja”.
Puedo recordar perfectamente ese momento; las personas con las que estaba y la esquina de la clase donde estábamos haciendo el ejercicio en grupo. Y lo recuerdo tan bien porque durante mucho años me hizo sentir muy mal. Me hizo sentir fatal tener que mentir sobre ello. Pensaba que era una forma de avergonzarme de mi madre. Con el tiempo me di cuenta de que no era el caso, nunca me he avergonzado de mi madre.
Mentir en esa frase era un ejemplo de vergüenza de clase. No me avergonzaba que mi madre fuera carnicera, me avergonzaba de lo que eso implicaba. ¿Qué implicaba? Pues que seguramente no teníamos mucho dinero, que no vivíamos en un barrio bonito y que no nos íbamos de vacaciones en avión como lo hacían otras personas.
¿Por qué me sentía así? Bueno, para entenderlo, creo que tenemos que viajar en el tiempo, a finales de los años 90 y principios de los 2000. Era una época muy diferente a la actual. Hoy hablamos mucho de conceptos como “privilegio” o “igualdad de oportunidades”, pero en aquel entonces, esos términos no estaban en las conversaciones cotidianas. Más bien, el mensaje que predominaba era que valías por lo que tenías: tu coche, tu casa, tu ropa de marca… Todo eso definía, o al menos así lo parecía, quién eras como persona. La expresión que se usa a menudo es tanto tienes, tanto vales. Además, muchas veces se asociaba a la clase social baja con los problemas de la sociedad. En los periódicos y la televisión se escuchaban titulares relacionando poco dinero con obesidad
infantil, delincuencia, violencia familiar o drogas. Y no niego que esto pudiera ser así, pero me da la sensación de que no se explicaba todo el relato y que este tipo de información se usaba más para estigmatizar que para ayudar a cambiar la situación. Pero eso es mi percepción de ahora como adulto.
¡Ah! Por cierto, cuando he llamado a mi madre para contarle esto se ha reído muchísimo, se ha reído a carcajadas. Además hemos tenido una conversación muy interesante sobre por qué se sentía así sobre la clase social y cómo ha cambiado ahora. Luego te cuento más.
Y recuerda, estudiante, te hablo del caso de España. Quizás en tu país es o era diferente.
Ahora vamos a responder a la pregunta del episodio: ¿Por qué hay personas que pertenecen a una clase social de alguno de los extremos, alta o baja, que se avergüenzan de ello?
Para eso quiero continuar hablándote del caso de España:
Eres de clase baja en España si ganas 11500 euros al año o menos. Eres de clase media si ganas entre 11500 y 30400 euros al año.
Eres de clase alta si ganas más de 30400 o más.
¿Te sorprende?
Probablemente, como a casi todo el mundo.
Y es que, realmente, ¿si ganas 30000 euros al año en España vives como un rey o una reina? ¿Es alguien que gana más de 30000 realmente de clase alta?
Bueno, primero voy a explicarte de dónde he sacado estas cifras, estos números: pertenecen a un estudio llevado a cabo por la OECD que es la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, o sea, una organización seria. Así que, en principio, estos cálculos deberían ser fiables.
Algo que tenemos que entender, es qué significa pertenecer a una clase u otra:
Vamos a darle un poco de luz a este asunto porque hemos visto las cifras, pero hay otros puntos interesantes:
Todos entendemos, más o menos, qué significa pertenecer a la clase baja. Significa tener dificultad para llegar a fin de mes, no tener capacidad de ahorro y no poder hacer frente a los imprevistos. Un imprevisto es algo que no esperas. Por ejemplo que tengas que reparar tu coche porque está estropeado.
O sea, todo lo que significa tener pocos ingresos, poca entrada de dinero, como tener dificultad para el acceso a una vivienda o poder permitirse solo un pequeño porcentaje de las viviendas disponibles: las más baratas en las zonas más humildes.
Los ingresos que corresponden a la clase baja en España según este estudio son de unos 950 euros al mes, y más o menos un tercio, un 33% de la población, corresponde a esta clase.
Por el contrario, en el extremo opuesto, tenemos la clase alta. Entendemos que las personas de clase alta se pueden permitir cubrir bien sus necesidades básicas sobradamente y también darse ciertos lujos sin tener que mirar su cuenta bancaria a fin de mes, ¿no? En España, poco más de un 10% de la población pertenece a esta clase. Algo significativo, es que gran parte de sus ingresos no provienen de su trabajo, sino de inversiones o rentas. Su propio patrimonio genera dinero.
¿De qué hablamos cuando hablamos de patrimonio?
Te doy un ejemplo: una familia puede tener varios inmuebles (casas, apartamentos…) inmuebles alquilados que generan ingresos pasivos, acciones de grandes empresas que les proporcionan dividendos, o participaciones en fondos de inversión. También puede incluir en su patrimonio ahorros, tierras u obras de arte cuyo valor se mantiene o aumenta con el tiempo. Todo esto les permite generar dinero sin depender únicamente de un trabajo, de un salario, como es el caso de la mayoría de personas.
Entre los dos extremos (clase baja y clase alta) se encuentra la clase media, la más difícil de definir y a la que casi todo el mundo siente que pertenece.
Y esto es muy interesante, porque sí, en encuestas sobre este asunto, una gran parte de la población se autodefine como clase media. Tanto los que están por debajo como los de arriba. Parece que nadie quiere estar en ninguno de los dos extremos. ¿Por qué?
A ver, si volvemos al diccionario de la RAE y consultamos su definición de clase media, encontramos lo siguiente: Conjunto social integrado por personas cuyos ingresos les permiten una vida desahogada en un mayor o menor grado.
En nuestra mente, la clase media se encuentra en una posición equilibrada y agradable. Vive de su trabajo, pero no tiene grandes preocupaciones financieras. Eso significa tener una vida desahogada. De hecho si decimos que vivimos ahogados, con el agua al cuello, significa todo lo contrario, significa vivir con preocupaciones.
Realmente, ya te he explicado con mi ejemplo por qué alguien que pertenece a la clase baja pueda autodefinirse como clase media. Tiene sentido que a lo que aspiras, lo que deseas, sea conseguir esa movilidad social y mejorar tus condiciones. Hemos dicho que la asociación negativa que tiene esta clase con problemas sociales y el “tanto tienes, tanto vales”, pueden ser los factores clave. Al final, todavía para mucha gente el sinónimo de una vida exitosa es una vida con poder económico. Así que es entendible que alguien que pertenece a esta clase social quiera definirse como clase media, por una cuestión de vergüenza de clase y por una cuestión de aspiración a mejorar sus condiciones y las de su familia.
Pero… y esto me parece mucho más interesante: ¿Por qué las personas de clase alta también prefieren definirse como clase media?
Yo te voy a exponer mis teorías, pero también he preguntado a algunas personas que vienen de familias con dinero para que me digan por qué creen que es así. ¿Vale?
A ver, antes te he hablado de la estigmatización de la clase baja, donde se les asocia con determinados problemas sociales.
Las personas con una buena capacidad económica también tienen este problema. Pensemos en la política actual. Muchos países como España tenemos que sufrir a partidos populistas. Y ya sabemos que lo más importante para el populismo es encontrar un enemigo. En el caso de los populistas de la derecha uno de sus enemigos favoritos es la figura de la persona migrante.
¿Pero qué enemigo le encanta a los partidos populistas de la izquierda?
La persona adinerada. ¡Los que tienen más dinero que la mayoría! La idea detrás de esto es que han conseguido ese dinero de mánera ilegal o poco ética, y que deberían ser castigados por ello.
Además, la psicología del dinero es muy interesante. Muchas veces tener más dinero no te hace sentirte necesariamente más rico, ya que conforme incrementan tus ingresos, también lo hacen tus costes. Tienes viviendas más costosas o haces viajes más caros.
Además, y esto me lo ha dicho una amiga, y me ha parecido bastante interesante, ser percibido como alguien con dinero, puede ir de la mano de ser percibido como alguien que se esfuerza menos, porque las necesidades básicas ya están cubiertas.
Bueno, ahora ya podemos saber por qué las personas que se encuentran en ambos extremos muchas prefieren autodefinirse clase media. Y es que pocos van a ser críticos con alguien que pertenece a la clase media, ¿no?
Por cierto, cuando he hablado con mi madre te he dicho que ella ha cambiado de opinión respecto a su clase. Ahora ya no se define como clase baja, sino como clase media. Y esto me ha parecido interesante porque en realidad, y atendiendo a los parámetros económicos, continuando siendo clase baja. No es nada excepcional, como he dicho un tercio, el 33% de la población española lo es. Así que le he preguntado por qué ha cambio de idea y me ha dicho que porque ahora tiene una casa en propiedad. Y tiene todo el sentido del mundo, ¿no? Porque al final, tener una casa en propiedad te da una sensación de seguridad muy grande. Quizás puede venir una crisis económica o puedes quedarte sin trabajo un tiempo, pero siempre vas a tener un techo sobre tu cabeza.
Así que creo que sería importante redefinir mucho más la clasificación de las clases, porque especialmente ahora, con la dificultad al acceso a la vivienda de las personas jóvenes, podemos tener a personas de clase media sin casa que en realidad tienen una vida mucho menos desahogada que otra de clase baja.
Y antes te decía que había una expresión que dice “tanto tienes, tanto vales”, asociando esa idea de clase con el valor de una persona. Y también hay otra frase u otra expresión, muy simple, que dice “nadie es más que nadie”. Nadie es más que nadie.
Porque al final, estudiante, esto de las clases es un poco como un tren, ¿no?: algunos nacen en primera clase y otros en tercera, pero todos viajamos en la misma dirección. Todos somos pasajeros del mismo tren.
Al principio del episodio te contaba, poniéndome un poco rojo, cómo yo mismo he sentido esa vergüenza de clase cuando era más joven. Ahora ya no es el caso, me siento muy orgulloso de donde vengo, y creo que también me sentiría igual de orgulloso si viniera de un lugar más privilegiado. Y es que creo que avergonzarse de donde venimos, o que alguien nos trate diferente por ello, es igual de estúpido que hacerlo por nuestro
nombre, nacionalidad o color de pelo. Son cosas que vienen dadas. Además, me di cuenta de que era muy contraproducente sentir esta vergüenza. Y aunque era consciente de que yo no tenía las mismas posibilidades económicas para estudiar en determinados lugares o los contactos para acceder a determinados trabajos, eso no significaba que no pudiera conseguir determinadas cosas. Quizás tenía que ser un poco más creativo o esperar más. Además yo fui extremadamente privilegiado porque viví una época donde la universidad pública era accesible para todo el mundo, porque el precio era muy bajo y podías incluso hacer parte de tus estudios en el extranjero como fue mi caso con ayudas económicas de los gobiernos locales, nacionales y europeos.
Fíjate, que cuando he hablado de clases, he usado el término clase baja en todo el episodio. No he utilizado los eufemismos que se suelen usar ahora como clase trabajadora, o clase popular.
Y no lo hecho de forma deliberada. Somos de clase baja si tenemos ingresos o salarios bajos dentro del conjunto de la sociedad, sin que eso tenga que suponer mayor o menor valor como personas. Nadie es más que nadie.
Hemos explicado por qué las personas de la clase baja y alta tienden a identificarse como clase media, pero no hemos explicado las consecuencias de ello. Si esa percepción sigue creciendo, continúa aumentando, y la mayoría de la gente cree que es clase media, desaparece la conciencia de clase. Si todos somos clase media, ¿para que crear políticas que favorezcan la justicia social?
La justicia social no es, como algunos piensan, simplemente que los más ricos paguen la educación pública de los más pobres, por poner un ejemplo. Es mucho más que un acto de generosidad o de redistribución. Es un beneficio mutuo, una inversión en el bienestar colectivo. Una población más educada, por ejemplom, significa más personas con capacidad de innovar, de emprender, de contribuir a la economía y a la cultura. Significa menos criminalidad, porque la educación abre oportunidades y reduce la desigualdad.
Significa, incluso, ciudadanos mejor informados, capaces de tomar decisiones más responsables.
Para mí, y sé que muchas personas lo pueden ver de una forma muy diferente, pero para mí las políticas que fomentan la justicia social no son un favor a unos pocos, sino una apuesta, una inversión, por una sociedad más fuerte, más cohesionada, donde todos, seamos clase media o no, podamos vivir un poquito mejor. Porque cuando uno avanza, todos progresamos.
Y por último, y antes de concluir el episodio, dos cosas:
La primera es que no hemos hablado de privilegio, movilidad social o meritocracia. Todo ello son temas que son muy importantes considerar al hablar de clases. No lo he hecho porque si no el episodio hubiera durado dos horas, pero ya he hablado de ello en los episodios 18, 33 y 82. Así que puedes escuchar más si a ti también te apasionan estos temas como a mí.
Y segunda cosa: has llegado al final del episodio. No te quedes aquí. Ahora practica tu expresión escrita del español. Escribe un pequeño párrafo con tu opinión. ¿Coincide con la mía o es muy distinta? ¡Cuéntame! Intenta usar algunas de las palabras o expresiones nuevas que hayas aprendido. ¿Dónde puedes dejar este comentario? Pues en Spotify hay
un espacio de comentarios, en YouTube o también en la página web donde lees las transcripciones.
Ha sido un placer pasar este ratito contigo, estudiante. Te espero en el próximo episodio.
¡Un abrazo grande!
Fuentes:
https://www.nytimes.com/es/2019/02/18/espanol/espana-economia-clase-media.html
https://elpais.com/economia/2023-02-12/la-sufrida-clase-media-baja-es-cada-dia-menos- media-y-mas-baja.html
https://www.lasexta.com/noticias/economia/eres-clase-media-comprueba-sueldo-esta- encima-media_202209306336f6a2502ad700016c04c7.html
https://elpais.com/actualidad/newsletter-kiko-llaneras/2022-07-14/sabes-como-de-rico- eres-averigua-tu-posicion-en-la-escalera-del-dinero-por-renta-y-patrimonio.html
https://www.lasexta.com/programas/sexta-noche/eres-clase-media-jose-maria-camarero- explica-que-escalon-economico-estas-funcion- salario_2024082466ca39fa797ae100016cdec9.html
OECD (2023), OECD Economic Surveys: Spain 2023, OECD Publishing, Paris, https:// doi.org/10.1787/5b50cc51-en.
https://es.wikipedia.org/wiki/Clase_media
OECD (2019), Under Pressure: The Squeezed Middle Class, OECD Publishing, Paris.
https://doi.org/10.1787/689afed1-en
https://elpais.com/ideas/2024-06-02/por-que-cada-vez-menos-gente-se-siente-clase- trabajadora.html