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GRAM 205. Expresar hartazgo

Jul 12, 202311 min
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Summary

Este episodio explora diversas construcciones gramaticales en español para expresar hartazgo, utilizando una conversación entre vecinos que se quejan de sus hijos como contexto. Se examinan expresiones como 'estar harto de que', 'cansarse de que', 'por ahí no paso', 'tener frito a alguien', y 'estar hasta la coronilla', ilustradas con ejemplos y conjugaciones en subjuntivo.

Episode description

En este episodio de gramática y lengua vamos a trabajar algunas construcciones para expresar cansancio o aburrimiento. Practicaremos con varias expresiones y construcciones que requieren el modo subjuntivo. Puedes ver la transcripción de este audio y ejercicios para practicar en: www.hoyhablamos.com

Transcript

Hoy hablamos de gramática y lengua española. Episodio 205. Expresar hartazgo. Bienvenido a Hoy hablamos, oyente, el podcast diario para mejorar tu español. Hoy tenemos un episodio cargado de fórmulas para expresar hartazgo. Recuerda que en nuestra web puedes ver la transcripción y ejercicios con soluciones de este episodio.

Hola querido oyente, ¿cómo va todo por ahí? ¿Estás con energía o estás un poco cansado? Deseamos que tengas mucha energía, porque en este episodio vamos a hablar de todo lo contrario, el hartazgo. Si lo definimos, podemos decir que el hartazgo es una sensación excesiva de cansancio o aburrimiento. Su objetivo es harto. Y aunque no se utiliza tanto como el adjetivo cansado,

Seguro que has oído hablar antes de esta palabra. Hoy hablamos de algunas expresiones de hartazgo empleando en ocasiones estructuras del modo subjuntivo. Algunos ejemplos son estar harto o estar hasta la coronilla. Para presentarte todas estas cosas vamos a seguir la conversación de dos personas. En este caso, la conversación que dos vecinos tienen en el patio de luces de su bloque de pisos.

Miguel y Soraya hablan y se quejan de algunas actitudes de sus hijos. En caso de que tengas hijos, es posible que te vayas a sentir identificado con algunos de los ejemplos que vamos a comentar. Coge lápiz y papel porque empezamos. ¡Vamos allá! Empezamos con el adjetivo que está relacionado con el nombre de este episodio, harto. Tenemos la construcción estar harto de que seguido de un verbo en una forma del modo subjuntivo. Miguel y Soraya, dos vecinos barceloneses,

estaban haciendo las tareas de casa. Mientras tendían la ropa en el tendedero del patio de luces de su bloque de pisos, empezaron a quejarse de sus vecinos. Miguel es el que mostró más hartazgo de los dos. Soraya, estoy harto de que mis hijos dejen la casa desordenada. Cada vez que están en casa, esto parece una pocilga. No sé qué hacer para que empiecen a respetar. Estoy harto de que no respeten las cosas de la casa.

Soraya, su vecina, le contestó. Eso tiene solución, vecino, pero una solución larga. Tienes que esperar varios años hasta que se vayan de casa. Es normal que los niños sean un poco desordenados. Mi hija menor, que se acaba de ir de casa, era igual. Hubo muchos momentos en los que también estaba harta de que el piso estuviera hecho un asco. Por suerte, tras su emancipación todo está más limpio y ordenado.

Como has podido oír, en esta ocasión hemos puesto en práctica el presente del modo subjuntivo. Y también el pretérito imperfecto del subjuntivo. Escuchemos de nuevo dos de los ejemplos. En presente estoy harto de que mis hijos dejen la casa desordenada. Y en pasado hubo muchos momentos en los que también estaba harta de que el piso estuviera hecho un asco.

Tras esta primera construcción, vamos a por la segunda del día. Se trata de cansarse de qué, seguido del modo subjuntivo. Como puedes apreciar, tenemos el uso reflexivo del verbo cansar, es decir, cansarse. Después de escuchar los ánimos de Soraya, Miguel siguió quejándose de sus hijos. En esta ocasión era el turno de las pantallas. Me he cansado de que mis hijos pasen tanto tiempo enfrente de las pantallas.

Están todo el día jugando a videojuegos, a juegos de ordenador, con el móvil. Me he cansado de que no me miren a la cara. Se me están olvidando las caras de mis hijos. Casi que no los veo. Soraya, ante la indignación de Miguel, respondió Vecino, veo que estás indignado y enfadado con ese tema. Sin embargo, tú también pasas muchas horas enfrente del ordenador cada día. Sé que es por temas de trabajo, pero ¿cuál es la diferencia entre tú y ellos?

Ellos lo hacen por gusto y tú por trabajo. Pero al fin y al cabo, todos estáis enganchados a las pantallas. Yo también, ¿eh? De hecho, tengo que ir al médico porque me duele el dedo pulgar por pasar tantas horas en TikTok. Tras esta broma de Soraya, pasemos a la tercera estructura que vamos a poner en práctica hoy. En este caso se trata de por ahí no paso.

Esta es una expresión que significa que una persona no está dispuesta a pasar cierto límite o aceptar algo que considera inaceptable. Puedes, como en este caso, mostrar hartazgo. Mientras tendía la ropa, Miguel seguía quejándose. Ya se había quejado del desorden continuo en su casa y la adicción de sus hijos a las tecnologías. Pues bien, ahora llegaba el turno de un asunto oscuro del cuarto de baño. Y eso de asunto oscuro... puede tener doble sentido. Ahora lo verás.

Soraya, una cosa que me enfada muchísimo es que no limpien el cuarto de baño, concretamente el inodoro. Por ahí no paso. Muchas veces utilizan el váter y se olvidan de tirar de la cisterna. ¡Qué asquerosidad! Como te acabo de decir, por ahí no paso, ya son adolescentes, así que no hay excusas para este tipo de descuido.

Soraya, ante los detalles que le estaba dando Miguel, le dijo. Uf, Miguel, qué asco. Entiendo que se olviden de tirar de la cisterna una vez, dos o tres veces. Pero casi cada vez que van al cuarto de baño, espero que aprendan muy pronto mejores hábitos. Ahora llegamos a la cuarta frase de hoy. En esta ocasión se trata de tener frito a alguien.

Como puedes ver, frito funciona como adjetivo. Pero, ¿qué significa que una persona tiene frita a otra? Pues significa que la tiene muy agotada y harta de sufrir molestia. Quizá hayas oído hablar de quedarse frito, una expresión coloquial que se utiliza cuando una persona se ha quedado dormida. Pues bien, aquí ves que puede funcionar en diversos contextos.

En este caso, como decía antes, con un significado de estar harto o agotado. Las quejas de Miguel no cesaron. Ahora llegaba el momento de hablar del comportamiento de sus hijos en la escuela. Soraya, mis hijos me tienen frito con sus problemas en la escuela. Casi cada semana recibo llamadas de los profesores diciéndome que mis hijos no hacen los deberes y que se inventan miles de excusas. Los profesores me tienen frito a llamadas.

Miguel, mira al lado positivo de este asunto, respondió Soraya. Aunque tus hijos no hagan los deberes, están haciendo un gran trabajo mental. Los profesores dicen que se inventan muchas excusas. Tú sabes la imaginación que hay que tener para inventarse tantas excusas. Es posible que tus hijos sean unos genios y no lo sepas. A Miguel este comentario no le hizo ninguna gracia, por lo que siguió tendiendo los pantalones y camisetas sin mostrar una sonrisa.

Poco más tarde volvió a abrir la boca para mencionar la quinta y última construcción del día de hoy, estar hasta la coronilla de que seguido de un verbo en subjuntivo. Como alternativa a la coronilla, también podemos decir hasta las narices. Aclaramos que la coronilla es la parte superior de la cabeza humana donde el pelo está orientado en distintas direcciones. Entonces, ¿qué pasa cuando alguien está hasta la coronilla o hasta las narices?

Pues que está harto, no puede soportar una situación o a una persona. Como puedes imaginarte, nuestros protagonistas de hoy tenían más quejas, especialmente Miguel. Le quedaba poca ropa por tender, pero aún le quedaba una queja por soltar. Le dijo a Soraya lo siguiente. Estoy hasta la coronilla de que me engañen mis hijos. El otro día mi hijo me dijo que se iba a dormir a casa de un amigo y en realidad se fue de fiesta. Ayer mi hija me dijo que había aprobado el examen de matemáticas

Pero más tarde me di cuenta de que me había engañado. Estoy hasta las narices de que no me digan la verdad. Soraya, viendo que la vena del cuello de su vecino estaba a punto de explotar, le comentó, Miguel, relájate, son adolescentes, tienes que ser paciente con ellos. Verás cómo un día dejarán atrás esta etapa. Recuerda, la adolescencia es una enfermedad que se cura con el tiempo. Te recomiendo que te apuntes a clases de meditación o que des en adopción a tus hijos. Te veo nervioso, hombre.

Sabes qué, Soraya, tienes razón. He tenido un mal día en el trabajo. Tengo que tomarme las cosas con calma. Esta conversación contigo me ha ayudado mucho. Ahora me siento mucho mejor. Además, recuerdo que yo también fui un poco problemático durante mi juventud, respondió Miguel con una sonrisa. Tras esta conversación, Miguel se puso a reflexionar, a darse cuenta de sus errores e intentó ser el mejor padre posible que sus hijos podrían tener. ¿Lo consiguió? No. Pero esa es otra historia.

Ahora nos estamos acercando al final del episodio. Eso sí, como siempre, vamos a recordar las cinco construcciones que hemos trabajado hoy acompañadas de unos ejemplos. Vamos a por ellas. La primera ha sido estar harto de que más subjuntivo. Soraya, estoy harto de que mis hijos dejen la casa desordenada. Estoy harto de que no respeten las cosas de la casa. En segundo lugar, cansarse de qué más subjuntivo. Me he cansado de que mis hijos pasen tanto tiempo enfrente de las pantallas.

Me he cansado de que no me miren a la cara. Se me están olvidando las caras de mis hijos. Casi que no los veo. En tercer lugar, por ahí no paso. Soraya, una cosa que me enfada muchísimo es que no limpien el cuarto de baño, concretamente el inodoro. Por ahí no paso. Muchas veces utilizan el váter y se olvidan de tirar de la cisterna. ¡Qué asquerosidad! Como te acabo de decir, por ahí no paso. 4. Tener frito a alguien. Soraya, mis hijos me tienen frito con sus problemas en la escuela.

Casi cada semana recibo llamadas de los profesores diciéndome que mis hijos no hacen los deberes y que se inventan miles de excusas. Los profesores me tienen frito a llamadas. En quinto y último lugar, estar hasta la cornilla de que o estar hasta las narices de que más subjuntivo. Estoy hasta la cornilla de que me engañen mis hijos. El otro día mi hijo me dijo que se iba a dormir a casa de un amigo y en realidad se fue de fiesta.

Ayer mi hija me dijo que había aprobado el examen de matemáticas, pero más tarde me di cuenta de que me había engañado. Estoy hasta las narices de que no me digan la verdad. Esperamos que tú no estés hasta las narices de este episodio. Sin embargo, si lo estás, no pasa nada, ya que ahora llega el momento de despedirnos. Eso sí, antes de hacerlo, te invitamos a que te hagas suscriptor premium.

Así podrás ver la transcripción completa y los ejercicios con soluciones de este episodio en nuestra web, hoyhablamos.com. Si te haces suscriptor, te estaremos eternamente agradecidos. Esto es todo por hoy. Nos vemos mañana con un nuevo episodio sobre noticias. Pasa un buen día.

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