¶ Aprender Español Contando Historias
Español con Juan es un podcast en español para aprender español. Si tienes un nivel intermedio o intermedio alto de español, Nuestro podcast te puede ayudar a mejorar tu nivel de comprensión y a aprender gramática y vocabulario en contexto de una forma natural, escuchando los comentarios y las divertidas historias de Juan. Tú sabes, tú sabes lo que me pasó hace algunos años cuando cuando era joven, cuando era
Cuando era más joven, ¿eh? Cuando era más joven porque todavía. Todavía soy joven, ¿eh? Todavía soy joven. Pero cuando era aún más joven. Más joven y más guapo. aún más guapo, cuando yo era aún más guapo de lo que soy. Me pasó una cosa increíble, increíble. No te lo vas a creer. No te lo vas a creer.
¶ Una Noche Fría En Madrid
es increíble pues resulta que yo vivía en madrid en aquella época yo estaba en madrid estaba estudiando en la universidad yo era Era muy joven, tío. Era muy joven. Tenía, no sé, 19 o 20 años. Era prácticamente un niño. Y era muy tímido. Muy tímido. No tenía muchos amigos. Me daba... Me daba vergüenza todo. No salía, no salía casi nunca. Me pasaba las noches solo y los fines de semana también solo en mi casa, aburrido.
En fin, pues resulta que una noche era invierno, yo recuerdo que era invierno, era un sábado por la noche, sí, era un sábado por la noche y yo en lugar de estar... en la calle, divirtiéndome con la gente joven de mi edad, estaba en mi casa. Estaba en mi casa, solo en mi piso. Un piso muy pequeño, en el centro de Madrid. Antiguo, ¿vale?
Y en fin, era invierno y hacía mucho frío. Era un piso sin calefacción. No tenía calefacción total. Que yo a las nueve más o menos... me metía en la cama, me cogía un libro y un vaso de leche caliente, una taza, una taza de leche caliente. y allí me quedaba dos o tres horas hasta que me quedaba dormido, hasta que me daba sueño. Yo recuerdo que fuera hacía viento, estaba lloviendo, hacía una noche de perros, hacía una noche de perros.
Pero bueno, esa era mi vida. Esa era mi vida en aquella época. ¿Qué queréis que os diga? Es la verdad. Mucha gente me pregunta, pero Juan, las historias que cuentas en tus libros... en tus vídeos, en el podcast en los cursos mis cursos, mis cursos online para aprender español están llenos de historias porque yo creo que con las historias
se aprende muy bien un idioma, en este caso español, se aprende en contexto, se aprende casi sin darte cuenta. Yo uso mucho las historias, me encanta, me encanta usar las historias. Creo que es una manera fantástica de aprender vocabulario, gramática. Y mucha gente me pregunta, pero Juan, ¿esas historias son ciertas? ¿Son reales?
Absolutamente, absolutamente. Yo no sé mentir. Yo no sé mentir. No sé mentir y no tengo imaginación, tío. Yo no tengo imaginación. Yo no tendría imaginación para inventarme todas estas historias que... que os cuento aquí en mis vídeos y en mis cursos. Para nada, para nada. No, no, no. Es todo cierto, es todo cierto. Bueno, pues...
¶ Una Llamada Inesperada Tarde
Resulta que aquella noche, serían ya, no sé, las once y media o incluso más tarde, llaman a la puerta. Llamaron a la puerta. Alguien llamó a la puerta. con los nudillos, ¿no? No con el timbre, porque el timbre creo que no funcionaba, ¿no? Entonces llamaron a la puerta con los nudillos. Yo... La verdad me dio un poco de miedo, porque a mí nunca venía nadie a verme, los vecinos eran todos muy antipáticos, no me saludaban cuando me veían por las escaleras.
A mí me caían muy mal todos. No me decían nada, tío, no me decían nada. Llevaba allí ya dos o tres meses viviendo y ninguno me decía nada, no me saludaba, nada. Y me caían fatal todos. Entonces, claro, yo no sabía quién... ¿Quién podía ser? Yo no sabía, ¿no? Entonces yo al principio no hice caso. Yo pensé, bueno, si no abro ya se irá, ya se irá. pensará, pensará quien sea, pensará que no estoy en casa, ¿no? Claro. Pero no, tío, la persona esta continuaba llamando. ¡Tum, tum, tum, tum!
Tum, tum, tum, tum y cada vez más fuerte. Tum, tum, tum, tum. Tum, tum, tum, tum. Claro, a mí me daba un poco de miedo, tío, me daba un poco de miedo, pero al final... Al final, yo qué sé, me levanté, pensé, mira, a ver si ha pasado algo, yo qué sé. Me levanté, pero como tenía miedo, pensé que a lo mejor era algún ladrón que venía a robarme o hacerme algo malo, hacerme daño, a pegarme. Yo qué sé, yo qué sé.
Me puse muy nervioso, me puse muy nervioso, cogí un martillo, había un martillo allí en una mesa porque había estado colgando un cuadro y cogí un martillo. Y me lo puse detrás. Yo estaba en pijama, tío. Yo me levanté, me levanté en pijama con los pantalones del pijama y la chaqueta del pijama, ¿vale? Yo siempre, siempre duermo en pijama, ¿no? En invierno y en verano. Me puse, me puse el martillo. aquí detrás, escondido, en los pantalones, pero por detrás, ¿no? Así, ¿vale? Me puse, me puse el...
El martillo, tío. Y fui a abrir la puerta, fui a abrir la puerta. Pero antes de abrir, miré, miré por la mirilla, ¿no? Por la mirilla, las puertas, las puertas tienen una mirilla, un agujerito. un agujerito por aquí, por esta parte y también por aquí, para ver a la persona que llega a tu casa, claro, para saber quién es. Hay una mirilla, mirilla para mirar. Miré por la mirilla y...
¶ La Niñera Pide Ayuda
Vi a una chica, a una chica, a una chica joven, un poco más joven que yo, ¿vale? Una chica morena, así, así, con el pelo rizado. era la niñera, la niñera de los vecinos de arriba. La reconocí enseguida. Era la niñera que trabajaba en el piso de arriba, la familia de arriba. La familia que vivía arriba tenían un niño, un niño pequeño, ¿no? Y habían contratado esta niñera.
Y era francesa. Yo la conocía porque era la única, era la única que me saludaba por las escaleras, ¿no? Cuando me veía, me decía, hola, buenos días y tal, ¿no? Era la única, la única persona que me saludaba en toda la... casa, la niñera de los vecinos de arriba. Entonces, bueno, dije, ah, bueno, vale. Entonces abrí la puerta sin problemas y... Allí estaba, ahí estaba la chica y empezó a decirme, ven, ven, tienes que venir, tienes que venir. La tía hablaba, hablaba español.
regular, ¿vale? Hablaba regular. Era francesa y yo creo que estaba en España estudiando español, ¿no? Era muy joven, ¿no? Y yo creo que estudiaba español y sacaba... Sacaba un poco de dinero trabajando como niñera, ¿no? Total, que empezó a decirme, ven, ven, tienes que venir y tal, tienes que venir, hay un problema, tengo miedo. Empezó a... Estaba un poco histérica, ¿no? Estaba un poco histérica.
No entendía muy bien lo que quería decir y quería que yo fuera con ella a la casa de arriba porque había un problema, pero no entendía muy bien qué problema era. Y bueno, entonces, bueno, al final le dije, bueno, mira, tranquilízate, ¿qué pasa? ¿Cuál es el problema?
¿Qué ha pasado? Y la tía, en fin, un poco en español, un poco en francés, porque yo estudié francés en el colegio, entonces un poquito entiendo, un poquito en español, un poquito en francés, al final entendí que lo que pasaba era que...
¶ El Problema De La Araña Gigante
Esta chica, bueno, pues se había quedado sola con el niño, con el niño pequeño, un niño de tres o cuatro años. Y los padres habían salido a cenar, ¿no? Era sábado por la noche, habían salido a cenar y ella pues se había quedado con el niño. Y entonces me contó que había acostado al niño. Lo había acostado en la cama, en su cunita, una cama pequeña, y ella, bueno, pues se había quedado un poco así en la casa, había ido al baño y cuando estaba haciendo pipí...
Dice que cuando estaba haciendo pipí sintió de repente una mirada. Todo esto me lo contaba mitad en español mitad en francés. Como os podéis imaginar, yo estaba muy sorprendido. Yo estaba... En fin, no sabía qué pensar toda esta historia. De repente me cuenta esta tía toda esta historia. Me dijo que estaba sentada en el váter haciendo pipí.
Me dijo eso y me dijo que cuando estaba allí sintió como una mirada, sintió como una mirada que alguien la observaba. Y yo le dije, yo pensé, esta tía está loca. Esta tía está loca, está como una cabra. ¿Pero qué dice? Y la tía, sí, sí, sí. Yo he notado que alguien me estaba observando. La tía me contó que empezó a mirar así por el cuarto de baño y de repente vio dos ojos. dos ojos así grandes, enormes, que la estaban mirando fijamente.
Era una araña, me dijo que era una araña, una araña enorme, una araña enorme, peluda, con muchos pelos, unas patas muy largas y una boca muy grande con dientes. Incluso me dijo, yo pensé... Yo pensé, está como una cabra esta tía, esta tía está como una cabra, yo que sé, está loca, pero ¿cómo que hay una araña enorme? Yo, en fin. Pensé que pensé que era, no sé, pensé que quizás me estaba tomando el pelo, pensé que era una broma, pensé que, en fin, pensé muchas cosas, pero...
En fin, al final, al final, bueno, al final fui con ella, ¿no? Porque la vi, la vi que estaba tan nerviosa, me dijo, sí, ven conmigo, por favor, ven conmigo, porque... No sé qué hacer, el niño está en la cama, quiero que mates a la araña. Me dijo que yo tenía que matar a la araña. En fin, bueno, ¿cómo voy a matar a una araña? Yo no mato a nadie, no mato a una mosca. No, a mí no me gusta matar animales ni insectos, nada.
¶ Enfrentando El Miedo En El Baño
Pero la tía insistía, ¿no? Al final fui con ella al piso de arriba, ¿no? Y me llevó al baño, me llevó al cuarto de baño y me dijo, ahí está el baño, pero ella no quería entrar, tío. Ella dijo, yo no entro, yo no entro ahí, yo no entro, ahí me da miedo. Y bueno, yo, claro, yo, en fin, yo también, yo me sentía un poco así como muy, un poco valiente, ¿no? Yo tenía que hacer ese papel, no, era, yo, en fin, yo era muy tímido, yo no estaba acostumbrado a...
a salir con chicas, ¿no? Entonces, para mí era una oportunidad también para demostrar que era un hombre valiente, ¿no? Que podía defender a una mujer y tal. Entonces, no te preocupes, no te preocupes, yo voy a... voy a solucionar este problema. Claro, yo pensaba que aquello iba a ser muy fácil, ¿no? Lo que quería era coger un vaso, no quería matar a la araña, quería coger un vaso y un papel, ¿no? Un vaso y ponía...
Eso es lo que hacía mi madre en casa. Cogía un vaso, lo ponía encima de la araña y luego con un papel por debajo cazaba, cazaba a la araña y después la ponía fuera de casa, ¿vale? Así no mataba a la araña, no le hacía daño, simplemente la ponía fuera de casa. Y yo quería hacer lo mismo porque lo había visto en mi casa muchas veces, ¿no? Y bueno, esa tía está loca, esa...
No sé, yo no sé cómo... Estamos en España, tío, aquí no hay arañas así enormes. En fin, la tía se quedó fuera. Yo cerré la puerta del baño para que la araña no saliera. Y me quedé allí, en fin, buscando esta araña por las paredes y yo no veía nada, ¿no? De repente sentí un ruido detrás de mí, ¿no?
¶ La Araña Es Realmente Enorme
Estaba mirando y de repente sentí un ruido detrás, algo así, ¿vale? Y me di la vuelta, me di la vuelta y vi la araña, vi la araña, bueno, vi una pata. Una pata de la araña. Porque yo me di la vuelta y al darme la vuelta la araña que había salido se escondió, ¿no? Se escondió detrás del espejo. Había un espejo en el baño. Se escondió detrás del espejo. Pero...
Se podía ver la pata, la pata estaba fuera, había una pata fuera, con muchos pelos, era verdad, eran muchos pelos. Tenía como colores amarillo y negro, como un tigre. Era enorme. Era enorme. Yo en aquel momento, en aquel momento me cagué encima, me cagué encima. Me dio mucho miedo, tío, porque la pata era enorme. Me di cuenta de que la araña estaba detrás del espejo, pero era tan grande. Que la pata estaba fuera, no la podía meter dentro. Entonces, claro, yo me cagué. Dije, coño, es...
Es verdad, es verdad que es grande. Es exactamente como decía la chica, ¿no? Como Magui, la francesa, no lo he dicho, se llamaba Magui. Es igual que me había dicho la tía, ¿no? Total. Entonces, bueno... dije, bueno, hay que coger a esta, claro, a esta daña, puede ser peligrosa. Al final tenía razón la tía francesa, esta de mí, la niñera, tenía razón. Podía ser venenosa, ¿no?
Me acordé de algo que había leído en un periódico, que una señora había encontrado una araña enorme, muy grande, en una caja de kiwis. Había ido al supermercado, había comprado kiwis, una caja. Y dentro de la caja había una araña típica de Australia o de Nueva Zelanda, no sé.
Yo me cagué, me cagué, me cagué encima. Digo, coño, esta araña me pica a mí o pica a la niñera o pica al niño que está en la cama. Y esto puede ser muy peligroso, ¿no? Entonces... entonces me acordé me acordé de que me acordé me acordé de que detrás detrás de los pantalones llevaba llevaba el martillo
llevaba el martillo. Entonces, dije, no, esta araña no la puedo, no la puedo coger con un vaso, no la puedo cazar con un vaso, no, no, no, es muy grande, tío, es muy grande, es muy peligrosa. Hay que, hay que, hay que...
acabar con ella. Entonces cogí el martillo, cogí el martillo y entonces me puse así muy atento a mirar en silencio, a mirar por dónde salía la araña y de repente, de repente... asomó la cabecita un poco así asomó la cabeza yo vi yo vi dos ojos que me miraban así fijamente así y cogí Y le di con el martillo muy fuerte. ¡Pum! Pero la tía, la tía era muy rápida. Se escapó, salió disparada. Y yo...
Lo que hice fue que le di al espejo, tío. Le di al espejo. Hice pedazos del espejo. ¡Bum! ¡Crash! Cayeron por el suelo. Cayeron un montón de pedazos de cristal. Un deshacer. Y para colmo, para colmo, la araña se escapó por debajo de la puerta. La vi que pasaba por debajo de la puerta.
¶ Destrozando La Casa Por La Araña
del cuarto de baño y salía por el pasillo al resto de la casa. Entonces yo salí corriendo, salí corriendo con el martillo en la mano buscando a la araña, buscando a la araña por las paredes. A la niñera no la vi por ninguna parte, no estaba por ningún lado, yo no sé si se habría escondido, yo qué sé. Empecé a buscar la araña porque no quería que le picara a la niñera o al niño, ¿no? Tú te imaginas, ¿no?
Una araña así, era enorme, era enorme aquella araña con un montón de pelos, muy peluda, unos ojos de asesina, tenía unos ojos de asesina increíbles. Y entonces... Empecé a buscar y la vi en el salón, en el salón, estaba encima de la televisión, encima, en la parte de arriba de la televisión. Llegué con el martillo. Me cargué la televisión, tío. Toda la televisión por el suelo. Pero... La araña seguía corriendo. Y se escondía detrás de los cuadros. Yo llegaba con el martillo.
El cuadro a tomar por culo. Mira, me cargué los cuadros de la habitación, me cargué, había un florero, un florero que, en fin, que parecía bastante caro, ¿no? En fin, un florero de... Parecía caro, ¿no? ¡Bing! Le di al florero, me cargué, me cargué unas macetas, unas plantas, los cuadros que había por las paredes, una mesa, una silla. Al final, mira, al final yo ya estaba como loco, estaba como loco porque la veía aparecer, la veía aparecer, me miraba y yo...
¡Pim! Le daba y la tía se escapaba. Me estaba poniendo muy nervioso. Era una cosa ya casi personal, de verdad. Era una cosa personal porque yo pensaba, esta tía... La araña, ¿no? La araña me está tomando el pelo, tío. Me está tomando el pelo. Se ríe de mí, ¿no? Se está riendo de mí. A mí no me gusta que se rían de mí, ¿no? Entonces, yo iba con la araña por toda la casa, ¿no? Una lámpara, ¡pum! La lámpara a tomar por culo. Rompí todo, tío, rompí.
Me cargué toda la casa, tío, me cargué toda la casa. Y la araña continuaba detrás, se escondía, volvía a aparecer, asomaba una patita, asomaba la cabeza. Yo con el martillo, pin, pin, pin, pin. Nada, no le di ni una. Me cargué toda la casa, rompí las botellas, los vasos, toda la casa hecha polvo. De repente, de repente sentí una mano aquí detrás.
¶ El Dueño Furioso Y La Mascota
Sentí una mano aquí detrás. ¡Para, para, hijo de puta, para! Me dijo él. Era un tío, un tío así cuadrado, enorme, uno de esos que trabaja, yo que sé, en la puerta de las discotecas, ¿no? Así enorme, como un armario, ¿no? Un armario empotrado, así... un tío así que llevaba un traje y la camisa le estaba reventando todo así muy tirante.
Los botones estaban ya a punto de explotar, era un tío con unos músculos increíbles, como el increíble Hulk, algo así, ¿no? Un tío de esos que se pasa los días en el gimnasio. Me agarró de aquí y me dijo, para, hijo puta, para. Y yo dijo, ¿quién es este tío? ¿Quién es este tío? ¿Quién iba a ser? ¿Quién iba a ser? ¿Quién pensáis que era?
¿El dueño de la casa? Claro, el dueño de la casa, el padre del niño. Ay, ahí me dijo, ¿pero qué haces, hijo puta? Me dijo, el tío me estaba insultando todo. Me dijo, eres un imbécil, ¿pero qué haces? Para, para. Y yo con el martillo allí, pum, pum, para, para. Me decía, para. Al final me cogió de aquí. Si él no me coge de aquí, yo estaba como loco intentando machacar a esta...
a la araña, tío. Y al final el tío me dijo, para, para, para, hijo puta. Y al final paré, al final paré, ¿no? Me vi a este tío así cuadrado, ¿no? Me dio un poco de miedo también el tío este, ¿no? El tío me dijo, ¿pero qué has hecho, hijo puta? ¿Qué has hecho? Mira cómo me has destrozado la casa. Y claro, yo me miré alrededor.
Tenía razón, el tío tenía razón. O sea, me había cargado todo, tío. La televisión, los cuadros, las plantas, los vasos, los jarrones, las lámparas, tío. Había los espejos, los había destrozado. Todos. Todos, absolutamente. El tío se puso hecho una fiera, claro. Se puso hecho una fiera. Me quería pegar, tío. Y salí corriendo. Era un tío fuertísimo, ¿no?
Salí corriendo. Después el tío decía, no, no te voy a pegar, no te voy a pegar, voy a llamar a la policía, voy a llamar a la policía, te voy a denunciar. Quería que yo le pagara todos los gastos, todos los destrozos, ¿no? pagara todo, que me pidió 10.000 euros, 10.000 euros. Dijo, esto puede estar muy caro, esto puede estar muy caro. Al final, quería que yo le pagara 10.000 euros, tío. Yo ya... ¿Qué queréis que os diga? Yo no tenía un duro...
Yo ya me veía en la cárcel, me veía en la cárcel, me veía en la cárcel. Menos mal, menos mal que apareció, apareció Marie, la francesa, la niñera. Llevaba el niño en brazos. Y ella ya por fin aclaró un poco la situación. Le dijo, no, mire, es que he sido yo que lo he llamado para matar a esa araña tan grande que he encontrado en el cuarto de baño.
Y lo he llamado yo, por fin dijo algo, ¿no? Dijo algo, ¿no? Y yo dije, claro, claro, es que era una araña, hemos encontrado una araña enorme que puede ser venenosa, le puede picar al niño, le puede picar a... una persona y es muy peligroso y entonces el tío el tío me dijo no es venenosa imbécil me dijo me llamó imbécil otra vez me dijo eres un imbécil no es venenosa Se llama Petra y es la mascota de la casa. Eso me dijo que era una araña que tenían ellos.
como mascota, que hay gente que tiene un perro, un gato, pues esta gente, esta familia tenían una araña, una araña que habían comprado no sé dónde en un país de esos donde no llueve nunca. Un país de esos que hace mucho calor. Pues allí habían comprado esa araña y era muy cara. Habían pagado una fortuna por la puta araña y la querían mucho. Se llamaba Petra. La araña.
La araña se llamaba Petra. La araña se llamaba Petra, tío. Se llamaba Petra. Os lo juro, eh. Os lo juro. Os lo juro que es verdad. La araña se llamaba Petra y me dijo que era una araña carísima, carísima, que habían pagado una fortuna por esta araña, que no era peligrosa, que era muy cariñosa, que era muy muy cariñosa, que comía con ellos, que dormía con el niño en la cama.
Que era casi, casi parte de la familia, me dijo el tío. Y que el problema, claro, al final el tío dijo, bueno, al final un poco él se tranquilizó y dijo, bueno, es verdad que yo... debería haberle dicho a la niñera que teníamos esta araña, ¿no? Porque la niñera llevaba pocos días trabajando allí, ¿no? Y los tíos, este hombre y su mujer, no le habían dicho que... Había una araña en la familia, digamos, que esta mascota existía. Y claro, cuando la niñera vio la mascota se asustó tanto. En fin.
Fue todo un malentendido, fue todo un malentendido y el tío al final me dijo, mira, en fin, entiendo que tu intención era buena, me dijo eso. Al final el tío era comprensivo, ¿no? A mí... Al principio me caía fatal, me caía muy mal porque era uno de los vecinos que nunca me saludaba. De hecho me dijo, tú a mí siempre me has caído mal, me has caído muy mal, no me gustas nada, me dijo el tío.
estaba muy nervioso, estaba muy nervioso y total, yo lo entiendo, el tío llegó a su casa, encontró a un vecino, a mí, me encuentra allí con el martillo en la mano, dando martillazos por todas partes. Claro, yo entiendo, entiendo que él me quisiera matar, me quería pegar y en fin, lo entiendo, lo entiendo.
Pero al final, bueno, todo se aclaró un poco. El hombre comprendió que mi intención había sido buena, que todo había sido un malentendido, que la niñera no sabía que... que había en la casa esta mascota, esta araña que no era peligrosa. Total, que al final se aclaró todo y me dejó ir. Me dijo, bueno, mira, al final las cosas que has roto no tienen mucho valor tampoco, eran ya muy viejas y tal, no importa, no pasa nada. Al final me dejó ir, ¿vale?
y al final bien se portó bien conmigo además que yo era muy joven yo creo que le dio un poco un poco de pena también de mí Y nada, me fui, me fui. Yo todavía estaba en pijama, tío. Todavía estaba en pijama. Y me fui a mi casa. Pero ahí no acabó la cosa. Ahí no acabó la cosa.
¶ La Noche No Ha Terminado
Bajé las escaleras, ¿no? Yo estaba en la planta de arriba, bajé las escaleras para ir a mi casa. Y entonces, ¿qué pasó? Pues que como hacía mucho viento, hacía mucho viento, la puerta de mi casa se había cerrado. ¡Pum! Y yo no tenía las llaves, tío. Yo había salido con Magui antes, con el martillo en la mano, pero se me habían olvidado las llaves. No había cogido las llaves. Y ahora estaba afuera. La puerta se había cerrado con el viento.
Entonces, hacía un frío, hacía un frío, era, no sé, era el mes de diciembre o así, hacía mucho frío, tío. Y no podía, no podía hacer nada, no podía entrar en casa. eran, yo que sé, las 12 o las 3 de la mañana, más o menos, así que me senté en las escaleras, me senté en las escaleras a esperar, a esperar a que... Tenía que llamar a un cerrajero, pero a esas horas no podía llamar a nadie, tenía que esperar a que llegara...
La mañana, ¿no? A que se hiciera de día, ¿no? Lo que pasó fue que, claro, la luz se apagaba, ¿no? La luz cada cierto tiempo se apagaba, ¿no? Y yo me tenía que levantar para... darle al interruptor y encenderla otra vez. Y una de esas veces que la luz se apagó y fui a levantarme a darle al interruptor, con la mano... Estaba buscando el interruptor con la mano en la pared y toqué una cosa así como viscosa con muchos pelos.
¶ Encuentro Con Petra En La Escalera
Efectivamente, efectivamente. Encendí la luz, encendí la luz y era Petra. Era Petra allí, delante de mí, delante de mí, así, a esta distancia que me miraba. Me miraba con unos ojos de asesina y yo, os vais a decir que esto lo soñé, pero no, no lo soñé, es verdad, os lo juro. Me sonrió, me sonrió. Abrió la boca, la araña, tío. Abrió la boca y yo vi unos dientes, unos dientes amarillentos. ¡Ah, qué asco! Abrió la boca y estaba...
Estaba sonriendo, tío. Estaba sonriendo. Bueno, se estaba riendo de mí. Yo creo que se estaba riendo de mí. Me estaba tomando el pelo, ¿no? Me estaba tomando el pelo. ¡Qué asco! ¡Qué asco y qué susto! Entonces, claro, ya durante toda... toda la noche me la pasé en las escaleras dándole al interruptor
Porque no quería que se fuera la luz, no quería que se apagase la luz, porque si se apagaba la luz, la araña, Petra, podía llegar en cualquier momento. Me pasé toda la noche despierto dándole al interruptor así hasta las 7 de la mañana. A mí me pasan unas cosas, a mí me pasan unas cosas. Yo creo que ese día fue el peor día de mi vida, de verdad, el peor día de mi vida. No, no, no.
El peor día de mi vida, el peor día de mi vida fue cuando me pasó lo del perro gorilero. Lo del perro gorilero fue mucho peor, mucho peor. No tiene comparación. Lo del perro gorilero fue mucho peor. Eso sí que fue el peor día de mi vida. Algún día contaré lo del perro gorilero. La semana próxima os cuento la historia del perro gorilero. Eso sí, eso sí que fue. Eso sí que fue. Chicos, nos vemos. Hasta luego. Adiós.
hasta aquí el episodio de hoy muchísimas gracias por escuchar hasta el final si quieres leer Allí encontrarás también ejercicios y muchas... recursos para aprender español. Hasta pronto.